ENTREVISTA AL PROFESOR VICTOR POU. Socio del Club Nàutic Costa Brava-Vela Palamós y autor del libro ¿Hacia la deconstrucción de la Unión Europea? La Europa del futuro

19 April 2017

Víctor Pou es doctor en derecho y licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad de Barcelona, en Humanidades por la UOC, en integración europea por la Universidad de Ámsterdam y MBA por IESE Business School de la Universidad de Navarra. Es autor de numerosos libros y artículos dedicados especialmente a la economía europea, geopolítica  y relaciones internacionales. Su último libro data de 2016 y se titula “¿Hacia la deconstrucción de la Unión Europea? La Europa del futuro. Publicado por la Editorial Milenio. El profesor Víctor Pou es socio del Club Nàutic Costa Brava-Vela Palamós.

Víctor, acabas de publicar un libro que trata sobre los riesgos de deconstrucción de la Unión Europea. ¿Son importantes estos riesgos?

La Unión Europea está pasando actualmente los momentos quizás más delicados de toda su historia, y esto es debido tanto a la existencia de una verdadera concatenación de crisis internas como a la presencia de graves amenazas externas. Entre las crisis internas, destaca la crisis del euro, que estalló el año 2010, tres años después que lo hiciera la Gran Recesión o crisis financiera económica mundial, que empezó en Estados Unidos. La crisis del euro es una verdadera poli-crisis, ya que es el centro de un conjunto de crisis de carácter institucional, de narrativa, de liderazgo, de legitimidad, etc. Después de la crisis del euro, hemos tenido aún otras crisis como la crisis de los refugiados a partir de 2015 y el Brexit el año 2016. Entre las amenazas externas, destacan las ambiciones de la Rusia de Putin, la explosiva situación en el Mediterráneo sur y Oriente medio y últimamente, la elección de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos y su lenguaje claramente anti Unión Europea, que ya veremos como acaba, porque como estamos viendo, ya empieza a rectificar muchas de sus propuestas electorales.  A parte de todo esto, hay peligros que son una combinación entre crisis internas y amenazas externas, como es el caso del terrorismo yihadista. Todo un panorama bien preocupante.

En tu libro hablas de que el euro nació con defectos congénitos. ¿Cuáles son estos defectos?

El euro es un gran avance en el proceso de integración europea, pero nació fruto de una negociación o transacción de carácter político entre Francia y Alemania,  fue el resultado de un compromiso político. Alemania quería que Francia apoyará su reunificación que se hizo posible a partir de 1989, cuando cayó el muro de Berlín, y Francia quería que el marco alemán y el Bundesbank se convirtieran en euro y Banco Central Europeo. El compromiso fue una moneda común que nacía sin unión fiscal ni presupuestaria, que Alemania no quería, y sin  unión  política, que Francia no quería. Alemania consiguió el plácet francés en su reunificación y Francia consiguió el final del marco alemán, la moneda más fuerte de Europa. El euro también nació sin formar una zona monetaria óptima, ya que había países miembros con economías poco avanzadas y poco homogéneas con los demás, como era y sigue siendo el caso de la economía griega, entre otros. Todo fue bien los primeros años, pero pronto llegó la primera crisis asimétrica, concretamente en el año 2010, que estuvo a punto de hundir el euro y casi toda la UE. Tuvieron que adaptarse planes de rescate para diferentes economías miembro de la zona euro, como Grecia, Portugal o Irlanda. A partir de 2012, la situación fue recuperándose, sobre todo con la ayuda del Banco Central Europeo, y aún nos encontramos en esta lucha por la recuperación del euro, que yo creo que acabara bien.

¿Crees que el euro puede continuar sin que se llegue a la unión política?

El euro es el primer caso en la historia de una moneda común entre diversos estados sin unión política. Pero creo que la propia dinámica del euro nos acabará acercando a una unión política. A partir de la Declaración de Roma del pasado 25 de marzo, los estados miembros de la UE, los 27 después del Brexit, han decidido llevar adelante el proceso de integración entre los países miembros de la UE. Probablemente habrá un núcleo duro que querrá ir más rápido y un conjunto de otros países situados en círculos exteriores que se acercarán al núcleo duro al ritmo que ellos mismos decidan. Los primeros, los más avanzados, llegarán antes a la unión política. El núcleo se formará, probablemente, alrededor del euro.

¿Cuáles son los países que quieren formar parte de este núcleo duro?

La pareja clave, como viene siendo el caso desde la fundación de la UE, está formada por Francia y Alemania. Esta última se ha convertido en el país hegemónico de la UE, especialmente desde su reunificación y gracias precisamente al euro. Francia pretendía debilitarla con su renuncia en Marzo al marco y al Bundesbank,  pero paradoxalmente, Alemania se ha hecho más fuerte a través del euro, especialmente porque supo introducir reformas estructurales oportunas en momentos iniciales del euro, cosa que no hicieron otros países de la zona euro.  El Banco Central Europeo está situado en la ciudad alemana de Frankfurt, nueva capital financiera europea, mientras que Berlín se ha convertido en la ciudad política clave de Europa. El pasado histórico de Alemania, sin embargo, hace que no se sienta cómoda en su nuevo papel de líder hegemónico y que desee un núcleo duro formado por un conjunto de países dirigentes en el que Francia no puede faltar.

¿España podría formar parte de este núcleo duro de países dirigentes?

España, en su momento, consiguió formar parte del euro desde sus inicios, y ahora tiene la oportunidad de entrar a formar parte de este nuevo núcleo duro de países dirigentes de la UE del que habla la Declaración de Roma del pasado 25 de marzo, también desde su constitución.  Desde que el Reino Unido ha decidido en referéndum abandonar la UE (Brexit), se habla en la UE del grupo de los “cuatro grandes “formado por Alemania, Francia, Italia  y España. En este núcleo duro estarán probablemente los seis países fundadores de la UE (Francia, Alemania, Italia, Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo), más algún país que entró más tarde, pero con una fuerte voluntad europeísta, como es España. Otros países como algunos el Este, principalmente los del grupo denominado Visegrad (Polonia, Hungría, Chequia y Eslovaquia) son mucho más reticentes. Desde Cataluña debemos seguir muy de cerca el camino hacia esta nueva UE de geometría variable, caracterizada por la  diferenciación y la flexibilidad institucional que pueden favorecer nuestra voluntad de protagonismo como país europeo. El nuevo marco que se avecina puede convertirse en una buena oportunidad para nosotros. 

¿Eres optimista sobre el futuro de la Unión Europea?

No hay alternativa a la Unión Europea y, por lo tanto, entre todos hemos de salvarla. La alternativa a la integración europea sería la irrelevancia de Europa en el mundo del siglo XXI. Nos podríamos acabar convirtiendo en una especie de parque temático lleno de turistas chinos y de otras potencias no europeas. Todos los estados europeos, uno a uno, son pequeños, el problema es que algunos todavía no se dan cuenta de ello… pero no me pidas nombres. Sin unión entre nosotros, no tenemos futuro. En la historia de la UE siempre ha habido altos y bajos, momentos de euro-optimismo y de euro-pesimismo. El último período de euro-optimismo fue entre 1995 y 2005, con la euforia del euro recién nacido, las ampliaciones al este o el tratado constitucional que nunca ha visto la luz. A partir de 2005 y hasta hoy se puede decir que estamos viviendo un largo y difícil período de euro-pesimismo debido al rechazo en referéndum al tratado constitucional europeo el año 2005 en Francia y en los Países Bajos y, de rebote, a toda la UE, la llegada de la Gran Recesión el año 2007, la crisis del euro y sus derivadas a partir del año 2010 y finalmente, como ya he dicho antes, las últimas crisis en forma de llegada de refugiados y el Brexit. Pero creo que ya estamos empezando  a superar esta última fase, tan larga y penosa, de euro-pesimismo. Durante el último mes de marzo ya se han producido acontecimientos bastante esperanzadores, como la Declaración de Roma anteriormente comentada y la remisión de la ola de populismo que vive Europa con las recientes derrotas de los populistas en los Países Bajos o en el land alemán del Sarre. La prueba de fuego del populismo europeo anti UE tendrá lugar en las próximas elecciones presidenciales francesas. La victoria de Marine Le Pen podría ser letal para el proyecto europeo.

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